La Tierra como un sistema


Un sistema es un grupo de partes interrelacionadas, interactuantes e interdependientes que forman un todo complejo. Muchos de nosotros oímos y utilizamos el término a menudo en nuestra vida cotidiana, y hablamos de sistema de enfriamiento de nuestro automóvil, del sistema de transporte de la ciudad, del sistema político, y de la aproximación de un sistema meteorológico.


Sabemos que la Tierra es tan solo una parte pequeña de un gran sistema conocido como Sistema Solar. A medida que la estudiamos, resulta también claro que nuestro planeta puede considerarse como un sistema con muchas partes independientes, pero interactuantes, o subsistemas. La hidrosfera, la atmósfera, la biosfera, la geosfera y todos sus componentes pueden estudiarse por separado. Sin embargo, las partes no están aisladas. Cada una se relaciona de alguna manera con las otras para producir un todo complejo y continuamente interactuante que denominamos el siste­ma Tierra.


Las partes del sistema Tierra están relacionadas, de manera que un cambio en una de ellas puede producir cambios en otra o en todas las demás. Por ejemplo, cuando un volcán hace erupción, la lava del interior de nuestro planeta pue­de fluir en la superficie y bloquear un valle próximo. Esta nueva obstrucción influye en el sistema de drenaje de la región creando un lago o haciendo que las corrientes de agua cambien su curso.


En los sistemas geológicos naturales los cambios de la materia, de un estado a otro, como la energía responsable de la interacción de los elementos, ocurren en la dirección necesaria para establecer y mantener el equilibrio o balance perfecto entre las diferentes fuerzas que interactúan en la naturaleza, a condición de una energía lo mas baja posible.


El concepto dual de sistema - equilibrio, como ha sido desarrollado en los estudios geológicos, provee un marco para comprender como cada parte de la tierra trabaja y porqué está constantemente cambiando. Puede verse, en todas las escalas de tiempo y espacio, que nada es casualidad ni se deja al azar. Cada cosa - desde un grano de arena en la playa, un lago, o una cadena de montaña - está allí debido a que fue formado de manera sistemática, por una organizada interacción de materia y energía.

El sistema Tierra es impulsado por la energía procedente de dos fuentes. El Sol impulsa los procesos externos que tienen lugar en la atmósfera, la hidrosfe­ra y la superficie de la Tierra (procesos exógenos). El clima, la circulación de los océanos y los procesos erosivos son accionados por la energía del Sol. El interior de la Tierra es la segunda fuente de energía. El calor que queda de cuando se formó nuestro pla­neta y el calor que esta siendo continua­mente generado por la desintegración radiactiva impulsa los procesos internos que producen los volcanes, los terremotos y las montañas (procesos endógenos).


Los seres humanos son parte del sis­tema Tierra, un sistema en el cual los componente vivos y no vivos están entrelazándose interconectados. Por consiguiente, nuestras acciones produ­cen cambios en todas las otras partes. Cuando quemamos petróleo y carbón, construimos rompeolas a lo largo de la línea de costa, eliminamos nuestros residuos y preparamos los terrenos para cultivo, hacemos que otras partes del sistema respondan, a menudo de mane­ra imprevista. A lo largo de este curso conoceremos muchos de los sub­sistemas de la Tierra: el sistema hidrológico, el sistema tectónico (formación de montañas) y el ciclo de las rocas, por citar unos pocos. Recordemos que estos componentes y nosotros, los seres humanos, formamos todos parte del todo interaccionante complejo que denomina­mos sistema Tierra.

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